Soy Diana Tomaino de la Cruz y la psicología es mi pasión.

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Cuando era una niña pude ver a mi alrededor gente sufriendo por cosas que los demás no éramos capaces de entender ni ver.

Los problemas no estaban fuera de ellos, sino dentro de sus cabezas.

 

Eso me interesó de una forma especial ya que estaba convencida que ese dolor y sufrimiento no podían ser muy distinto al dolor físico, solamente necesitábamos aprender a conocerlo.

Desde entonces he descubierto que la mente y el cuerpo mantienen una relación indisoluble y se puede tratar el dolor humano de muchas formas, siendo cada síntoma la señal que nos indica que tenemos que buscar aquello que no está funcionando bien... y los síntomas pueden ser de muchas clases distintas, desde un dolor de cabeza hasta una depresión crónica. 

 

Estudiar psicología supuso encontrar parte de todas esas respuestas que tanto había buscado: la comprensión del ser humano, el estudio de la conducta y los procesos psicológicos calmaron un poco mis ansias de saber.

Pero no todas. En la carrera no me lo enseñaron todo.

 

Tuve que seguir durante años formándome en otras formas de hacer terapia que no me habían enseñado: así descubrí la PNL, la Hipnosis Ericksoniana, el E.M.D.R., la meditación y la autocompasión, el constructivismo y las terapias narrativas que me aportaron la luz que faltaba para poder ayudar a mis pacientes a alcanzar de una forma más rápida, indolora y duradera su propio cambio y, sobretodo y más importante, ayudarles a conocerse mejor y ganar consciencia de lo que les pasa para a partir de entonces poder ser sus propios terapeutas. 

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Desde mi punto de vista, es la propia persona la que, con las condiciones y el entorno adecuado, es capaz de hacer los cambios que necesita y considero que esa es mi función: ser capaz de proporcionar esas condiciones adecuadas.

 

Mi vocación es poder ayudar a las personas a que consigan dar ese cambio y encontrar su propia felicidad, no solamente superando el dolor y los problemas sino también creando significados que les ayuden a vivir su vida de forma plena.

 

Además, me apasiona poder trasmitir todo eso, y ayudar a otros futuros terapeutas en ese camino es algo apasionante ya que no creo que haya mejor manera de seguir aprendiendo que a través de la formación continua de una forma práctica y dinámica que realmente te acerque a la terapia y te saque de la teoría.

 

Como dijo Víctor Frankl: “He encontrado el significado de mi vida ayudando a los demás a encontrar en sus vidas un significado.”