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EN BUSCA DE UN SIGNIFICADO: la búsqueda del sentido vital dentro del proceso terapéutico.

Una de las cosas que más me preocupa cuando acude un paciente a su primera consulta es averiguar si tiene un PORQUE para vivir, un motivo por el que LUCHAR.

Los pacientes vienen a terapia porque están sufriendo un malestar lo suficientemente grande como para afectar tanto a su vida que necesitan buscar ayuda externa.

Ellos no ven la manera de solucionarlo por si solos, ya lo han intentado pero no lo han conseguido.

Esa sensación de impotencia muchas veces puede generar en las personas tristeza, frustración e, incluso, desesperanza.

La desesperanza es la sensación de que mañana no será mejor que hoy.

Los pacientes que sufren desesperanza suelen mostrarse apáticos y sin fuerzas para luchar.

Eso es algo esencial que debemos detectar antes de empezar la intervención terapéutica, ya que si no muchas de las pautas y estrategias que podamos poner en marcha pueden fracasar por no haber intervenido antes con este síntoma.

Cuando un paciente muestra signos de estar sufriendo desesperanza -se muestra desilusionado, cansado, frustrado con la vida, siente que nada tiene sentido, no tiene ganas de seguir…- es importante considerar como un punto clave de nuestra intervención LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO VITAL del paciente.

Viktor Emil Frankl fue un neurólogo y psiquiatra austriaco, fundador de la Logoterapia. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. A partir de esa experiencia, escribió el libro El hombre en busca de sentido.

Frankl a través de su experiencia descubrió que las personas que acababan muriendo en aquellas condiciones nefastas e inhumanas no eran todas, ni de la misma manera. Se dio cuenta que los campos de concentración estaban haciendo algo muy concreto a aquellos seres humanos: les estaban quitando las fuerzas para luchar, les arrebataban la esperanza. NO TENÍAN UN PORQUÉ PARA VIVIR.

En el momento en que las personas pierden el sentido de la vida, acaban rindiéndose y dejando de luchar por sobrevivir.

Es esencial ayudar a los pacientes a recuperar o encontrar el sentido de su vida para que puedan seguir luchando para mejorar y cambiar.

La logoterapia es un tipo de psicoterapia que se centra en el sentido de la existencia humana y en la búsqueda de ese sentido por parte del hombre.

De acuerdo con la logoterapia, la primera fuerza motivante del hombre es la lucha por encontrarle un sentido a su propia vida.

Por ese motivo Viktor Frankl aludía constantemente en sus libros y su trabajo a la voluntad de sentido. Según Viktor Frankl la búsqueda por parte del hombre del sentido de su vida constituye una fuerza primaria en vez de una “racionalización secundaria” de sus impulsos instintivos.

Ese sentido es único y especifico, en cuanto que es uno mismo y uno solo quien ha de encontrarlo; únicamente así el hombre alcanza un fin que satisfaga su propia voluntad de sentido.

Por todo esto, desde la logoterapia, un punto clave del tratamiento consiste en ayudar al paciente a encontrar en su vida un significado y eso también implica ayudarle a asumir su propia responsabilidad.

La logoterapia considera que la esencia de la existencia es la capacidad del ser humano para responder responsablemente a las demandas que la vida le plantea en cada situación particular.

Se intenta que el paciente cobre conciencia plena de sus responsabilidades personales; en consecuencia, le fuerza a elegir por qué, de qué o ante quién se siente responsable.

Un imperativo categórico sería: “Obra así, como si vivieras por segunda vez y la primera vez lo hubieras hecho tan desacertadamente como estás a punto de hacerlo ahora.”

Esta máxima invita al paciente a imaginar, en primer lugar, que el presente ya ha pasado y, en segundo lugar, que ese pasado es factible de modificarse y enmendarse: esto enfrenta al hombre con la finitud de la vida y con su finalidad personal y existencial.

Otro punto clave de este enfoque es que el terapeuta no impone su juicio de valor ya que no permite que el paciente le transfiera la responsabilidad de juzgar su propia existencia.

Corresponderá al paciente, por tanto, decidir si debe interpretar su existencia como una responsabilidad hacia otros o hacia si mismo y su propia conciencia.

La función del terapeuta consiste en ampliar y ensanchar el campo visual del paciente para que éste pueda elegir por si mismo, de forma responsable, como quiere vivir.

La verdad se impone por si misma cuando la persona puede ver todo con claridad.

La idea de sentido de la vida se basa en una característica esencial del hombre que es la “autotrascendencia de la existencia”: ser hombre implica dirigirse hacia algo o alguien distinto de uno mismo, bien sea realizar un valor, alcanzar un sentido o encontrar a otro ser humano. Cuanto más se olvida uno de si mismo más humano se vuelve y más perfecciona sus capacidades.

La logoterapia considera que hay tres formas de descubrir o realizar el sentido de la vida:

  1. Realizando una acción: tener un cometido que trascienda a uno mismo, una dirección vital. ¿Qué quiere el paciente con respecto a su existencia en el mundo?

  2. Acogiendo las donaciones de la existencia: el amor es el único camino para llegar a lo mas profundo de la personalidad de un hombre. Mediante el amor, la persona que ama posibilita al amado la actualización de sus potencialidades ocultas.

  3. A través del sufrimiento: el valor no reside en el sufrimiento en si, sino en la actitud frente al sufrimiento, en nuestra actitud para soportar ese sufrimiento si es inevitable.

A lo largo del tiempo, me he dado cuenta que ciertos pacientes necesitan que se les ayude a buscar un sentido vital, este tipo de intervención puede ser de gran utilidad en algunos casos.

Como dijo Víctor Frankl: "He encontrado el significado de mi vida ayudando a los demás a encontrar en sus vidas un significado."

Diana Tomaino de la Cruz.

Bibliografía:

- Frankl, V. (1979). El Hombre en busca de sentido. Herder.


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