Curar viejas heridas: Como superar el pasado.
Las personas, de forma racional, sabemos que el pasado ya pasó y que por lo tanto no debería seguir afectándonos.
Sin embargo, es muy común que haya recuerdos, experiencias y momentos de nuestra vida que sigan teniendo un efecto negativo en nuestro presente por mucho que intentemos evitarlo.
¿Por qué sucede esto?
Para poder entender porque nos anclamos al pasado y seguimos teniendo reacciones emocionales y comportamientos limitados por ciertas vivencias es esencial entender como funciona nuestro cerebro.
En el cerebro se archiva toda la información de las cosas que hemos vivido por una cuestión evolutiva y de supervivencia. El ser humano está preparado biológicamente para adaptarse a su entorno en pro de mejorar y por lo tanto no volver a cometer los mismo errores del pasado.
Las situaciones en las que nos hemos sentido en peligro se quedan fuertemente grabadas en nuestra memoria para mantenernos alerta y poder prevenir posibles riesgos futuros.
Hasta aquí, todo bien, tiene sentido y es un mecanismo adaptativo que nos ayuda a mejorar, crecer y, ante todo, sobrevivir.
Sin embargo, hay veces que nuestras reacciones en el presente no se corresponden con lo que realmente nos sucede ahora, sino que es como si volviésemos atrás en el tiempo y nos volviésemos a sentir en peligro, actuando de maneras poco adecuadas y adaptativas al no ser capaces de analizar e interpretar las situaciones de una forma objetiva.
Esto sucede porque hay experiencia especialmente dolorosas que saturan nuestro cerebro, impidiéndonos integrar de una forma adecuada la información y es como si “se quedasen congeladas en el tiempo”.
Cuando esto sucede, el cerebro no es capaz de distinguir de forma correcta que lo que está pasando ahora no es lo mismo que pasó en el pasado.
Por ejemplo: Una persona que durante sus años de instituto sufrió acoso escolar, que era ridiculizada y aislada por sus compañeros, puede desarrollar en la actualidad un miedo desproporcionado a las relaciones sociales, unido a un sentimiento de poca valía personal y una baja autoestima.
Esta persona, racionalmente, sabe que lo que pasó años atrás es cosa del pasado y que ahora es una persona distinta con capacidades y habilidades suficientes para enfrentarse a las situaciones sociales de su vida. Sin embargo, cada vez que tiene que entrar en un nuevo grupo, conocer gente, o hablar con otras personas se siente extremadamente ansiosa y temerosa de que vayan a rechazarle incluso sabiendo que esas emociones no tienen una base lógica donde apoyarse.
Entonces, ¿Por qué se siente así?
Se siente así porque dentro de su cabeza esa experiencia tan dolorosa que sufrió no se pudo procesar adecuadamente, dejando abierta una herida que a día de hoy sigue doliendo.
Cuando la persona, en el presente, tiene que enfrentarse a una situación que guarda alguna similitud con aquello que le sucedió en el pasado, su cerebro automáticamente conecta esto con los recuerdos (emociones, pensamientos y sensaciones físicas) dolorosos, haciendo que se siente de nuevo en peligro ante esta nueva situación.
Este es el motivo por el cual, muchas veces, seguimos reaccionando de manera desproporcionada e irracional ante situaciones que de por si no tendrían porque generarnos demasiado grado de malestar.
Lo que pasa es que estas situaciones vienen cargadas de creencias, emociones y recuerdos del pasado que siguen siendo dolorosos y que, aunque no lo sepamos, no hemos conseguido dejar atrás.
¿Qué se puede hacer para cambiar?
La buena noticia es que el cerebro es flexible y puede seguir cambiando durante toda nuestra vida. Por lo tanto, se pueden hacer cosas en el presente para conseguir cambiar la forma en la que el pasado nos afecta y conseguir definitivamente dejarlo atrás.
Es importante tener en cuenta que a veces esto no lo podemos hacer nosotros solos, sino que puede que necesitemos de la ayuda de un profesional especializado que sepa aplicar las técnicas necesarias para llevar a cabo dicho cambio.
En su libro “Supera tu pasado: Tomar el control de la vida con el EMDR” la autora y creadora de la terapia basada en EMDR (Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares), Francine Shapiro, explica diversos ejercicios que puedes poner en práctica para intentar dejar atrás las viejas ataduras. Además, explica con detalle como funciona esta técnica y los cambios que se consiguen.
¿Cómo cambiar?
Existen distintos tipos de intervención terapéutica enfocados en generar este tipo de cambios.
El EMDR es un abordaje psicoterapéutico, que trabaja sobre el propio sistema de procesamiento del paciente, que es un sistema intrínseco propio y que por diversos motivos (experiencias dolorosas, traumas, etc…) se bloquea provocando síntomas tales como miedo, angustia, tristeza, dolor, baja autoestima, creencias del tipo “No valgo”, “soy tonto”, “estoy dañado para siempre”, “no puedo expresar mis emociones con seguridad”, etc.
El objetivo de la terapia es favorecer la conexión de ambos hemisferios cerebrales para conseguir que el paciente procese la información sobre la experiencia que le ha marcado hasta el punto de afectar a su salud, seguridad y bienestar, y disminuya la carga emocional que soporta haciendo que los síntomas desaparezcan.
La Hipnosis Ericksoniana es un enfoque psicoterapéutico que usa el trance hipnótico para ayudar al paciente a utilizar sus propias asociaciones mentales, recuerdos y potenciales de vida para lograr sus propias metas terapéuticas.
La sugestión hipnótica puede facilitar la utilización de habilidades y potenciales que ya existen dentro de una persona pero que permanecen sin usarse o poco desarrollados por una falta de entrenamiento o de comprensión.
Se trata de una técnica experiencial que permite a la persona revivir y modificar las experiencias limitantes de su vida de forma que pueda empezar a funcionar en su vida actual de manera más libre, sin que su pasado siga limitándole.
Lo que se consigue no es cambiar los recuerdos del pasado, sino cambiar las emociones y los pensamientos con respecto a esas experiencias y por lo tanto que ya no afecten de forma negativa en el presente.
Además, se consiguen poner en marcha habilidades y capacidades de la propia persona para que pueda aplicarlas en su vida de forma consciente.
Por todo esto, si te sientes atado a tu pasado, si sientes que hay situaciones en tu vida en las que no puedes controlarte, te sientes inundado o desbordado por tus emociones con respecto a cosas que te sucedieron…
¡Recuerda que todo esto se puede cambiar! No dudes en pedir ayuda para ayudarte a ser más libre.
SI NO SUELTAS EL PASADO… ¿CON QUE MANO AGARRAS EL FUTURO?
Referencias:
- F.Shapiro (2013). Supera tu pasado. Tomar el control de la vida con el EMDR. Editorial Kairós.