LÍMITES PERSONALES: La forma de cuidarse adecuadamente a uno mismo y a los otros.
Las personas estamos constantemente recibiendo peticiones: un favor de un amigo, una nueva tarea extra de tu jefe, un recado familiar…
Ayudar a los demás es una de las características humanas más valiosas: nos permite mantenernos en relación con los otros, crear lazos, tener amigos y llevarnos bien con la gente.
Además, ¡no hay que olvidar lo bien que se siente uno cuando es capaz de ayudar a alguien!
Sin embargo, esto tiene su cara oculta…
Piénsalo por un momento, si atendieses todas las peticiones que recibes en un día cualquiera de tu semana probablemente no te quedase tiempo para hacer tus propias cosas.
Pero, muchas veces, es muy difícil decirle que no a alguien… Nos sentimos mal, culpables o incluso pensamos que estamos siendo demasiado egoístas.
En este blog vamos a hablar un poco sobre qué son los límites, la asertividad y de cómo ponerlo en práctica dentro de las relaciones con los demás.
En primer lugar, una cosa que es esencial comprender es que TÚ también cuentas, TÚ también importas… y ¿que significa eso?
Significa que tienes DERECHO a elegir cómo usar tu tiempo, qué hacer y qué no hacer.
La asertividad es la capacidad de expresar nuestras necesidades, deseos, opiniones, sentimientos y creencias de forma honesta, directa y apropiada.
Siendo capaces de hacer esto podemos sentirnos satisfechos con nosotros mismos, sin menospreciar o desatender los derechos e intereses de las demás personas.
¡Una persona asertiva conoce sus propios derechos y los defiende, respetando a los demás. Además, sabe decir que no y expresar sus sentimientos e ideas, pero también es capaz de pedir favores y recibir críticas!
Supongo que estarás pensando que, claro, esto suena genial pero… ES MUY DÍFICIL conseguir ese equilibrio en el día a día… y eso es cierto… Pero entendamos primero porqué esto puede resultarnos tan complicado.
CÓMO TE COMPORTAS EN TUS RELACIONES CON LOS DEMÁS:
Normalmente, en nuestras relaciones con los demás, cada uno de nosotros tiende a tener una de las siguientes tres actitudes básicas o alguna combinación, lo que determina como nos sentimos con nosotros mismos y con los otros.
Actitud pasiva: Las personas con esta actitud tienden a considerarse inferiores a los otros y anteponen los deseos y preferencias de los demás a los suyos, callando o disimulando sus propias ideas.
No defienden sus propios derechos, respetan a los demás pero no se respetan a sí mismos lo suficiente.
Sus pensamientos son del tipo: "Lo que yo piense o sienta no importa. Importa sólo lo que tu sientas o pienses", "Es necesario ser querido y apreciado por todo el mundo" o "si digo lo que pienso los demás se molestarán conmigo".
A causa de esto, las personas pasivas suelen sentir mucha frustración, ansiedad, miedo y sus comportamientos son inseguros. Pero cuando ya no pueden más pueden tener "explosiones" agresivas bastante incontroladas por culpa de la acumulación de tensiones.
Actitud agresiva: Las personas con esta actitud consideran que los demás están por debajo, y que sus deseos o derechos no tienen demasiado valor frente a los propios.
Por este motivo, defienden sus derechos de forma excesiva, no respetando a los demás y frecuentemente generando discusiones o problemas ya que les cuesta mucho ponerse en el lugar de los otros.
Sus pensamientos son del tipo: "Si no soy fuerte los demás se aprovecharán de mi", "Lo importante es conseguir lo que yo quiera", "Hay gente mala que merece ser castigada".
A causa de esto, suelen sentirse enfadados, solos, frustrados y con sensación de descontrol e injusticia comportándose de forma retadora y agresiva.
Actitud asertiva: Las personas con esta actitud se relacionan con los demás de igual a igual, teniendo en cuenta los propios derechos y los de los otros.
No pretende entrar en el esquema de ganar o perder en la relación con los demás, sino en “¿cómo podemos llegar a un acuerdo favorable a ambos?”.
Esto hace que su forma de pensar sea más racional y objetiva y, por lo tanto, sus sentimientos son más estables y controlados por lo que se sienten autónomos, autosuficientes y bien consigo mismos.
Entonces, nos queda claro que la actitud hacía la que todos deberíamos tender es hacia la asertiva, pero precisamente como eso a veces no es lo que nos sale de forma automática, es muy bueno e importante entrenar nuestras habilidades asertivas de forma consciente.
APRENDER A EXPRESARSE SIN SENTIRSE MAL:
Lo primero y más importante que no debemos olvidar hacer en cualquier situación es escuchar activamente: no estés pensando en lo que quieres responder mientras el otro hablar, es esencial escuchar atentamente para hacerle sentir atendido y poder ponerte en su lugar.
Además, como lo que vamos a decirle intuimos que no le va a gustar, es importante demostrarle a la otra persona que se la respeta y que es importante a pesar de no poder hacer lo que te pide o no estar de acuerdo con él.
No hay que olvidar que algo clave es no criticar o condenar como persona al otro(Ej. “Eres estúpido”) ya que no se gana nada nunca de esta forma.
Sin embargo, es necesario poder decir las cosas de forma claray educada sobre lo que quieres o crees sin miedo y siendo flexible (“no estoy de acuerdo con eso”, “lo que has hecho me resulta molesto” “Lo siento, pero en este momento no puedo hacerlo”).
Aquí te dejo un ejemplo de estructura:
1. Describe, sin condenar, del comportamiento del otro:
- En términos de “hacer” en vez que de “ser” (“cuando haces X”, no “como eres X”).
- Evita etiquetación e insultos.
- No utilices “siempre”, “nunca”, “todo”, “nada”, etc.
2. Describe objetivamente como te afecto a ti lo que el otro hace:
- Describe las consecuencias objetivas “luego tengo que recogerlo yo…”.
- Describe tus propios sentimientos “y yo me siento frustrado...”.
3. Ponte en el lugar del otro:
- “Sé que seguro que intentabas... ayudar/ser gracioso/etc“.
- “Sé que no era tu intención… molestarme/disgustarme/herirme/etc”.
4. Da una alternativa, expresa lo que quieres de forma clara y concreta:
- En términos de conductas observables.
- Asegurándote de que te comprende.
- Utiliza frases como: “Preferiría/te pediría que en vez de eso/te pediría que…”
- Finalmente, si el otro acepta la observación, reconócele el mérito y confía en que cambiará.
Te animo a que este mes de Mayo te propongas ser más asertivo empezando por situaciones relativamente fáciles, ¡NO TE LO PONGAS DIFÍCIL!
Es importante recordar que el motivo por el que es bueno ser asertivo y poner en práctica estas actitudes y capacidades no es para ignorar a los otros cuando nos necesitan, sino para tener tiempo para cuidarnos a nosotros mismos y de esa forma estar bien para poder ayudar a los demás.
RECUERDA QUE TIENES DOS MANOS: UNA PARA AYUDARTE A TI MISMO Y OTRA PARA AYUDAR A LOS DEMÁS. Audrey Hepburn.
Referencias:
La asertividad. David Antón, Psicólogo clínico. Unidad Intervención Psicosocial.
Cómo mejorar tus habilidades sociales. Elia Roca. ACDE Ediciones.
Diana Tomaino de la Cruz.